Wednesday, April 20, 2011

Caso práctico: Semana 8

Con la llegada de la Nueva Economía a los parqués financieros, muchos pensaron que el nuevo paradigma económico, basado en la sociedad del conocimiento, escapaba de los decimonónicos ciclos de prosperidad y crisis a los que estaba abocado el viejo sistema, apuntalando un crecimiento sostenido sin fin. La fuerte confianza que mostraron los brokers hacia las nuevas tecnologías y la economía digital les hicieron pensar que el fin de la historia [económica] era inevitable; el resultado fue un proceso especulativo por el cual se sobrevaloraba el precio de la empresas. El caso más ejemplar fue el de Terra.es, un portal de servicios en español que en tan sólo tres meses llegó a colocarse entre las diez sociedades españolas con un mayor capital bursátil. Sin embargo, la burbuja financiera acabó por explotar a finales del siglo XX. Los inversores empezaron a comprender que los principios que regían la Nueva Economía no eran tan distintos de los del viejo sistema, y la desconfianza por los nuevos productos de Internet provocó una caida del Nasdaq a niveles de 1996.

Hoy, muchas personas se interrogan sobre la similar evolución que están sufriendo muchos de los productos estrella de la llamada Web 2.0: Facebook está valorada en 2.000 millones de dólares, la estimación de Twitter ronda los 150 millones, y Google compró Youtube por unos 1650 millones. Estas cifras escandalosas nos asustan aún más si analizamos fríamente los beneficios reales de cada una de las empresas, que parecen mucho más inferiores de lo esperado. Incluso baluartes como Twitter perdieron dinero en el año 2010. Es decir, que los inversores apuestan muy fuerte por empresas que todavía no son rentables, confiando en que en el futuro puedan generar beneficios... Exactamente de la misma manera que pensaron los inversionistas en 1997.

Sin embargo, no podemos comparar totalmente las dos situaciones. Lo cierto es que el papel de las redes sociales parece mucho más prometedor que la de los portales de servicios que lideraron la burbuja de las punto com. Facebook cuenta con más de 600 millones de usuarios, lo que supone casi un nueve por ciento de la población mundial. Su impacto en el hombre es muy real, y no podemos dudar que el futuro pasa por allí. Sin embargo, podemos asegurar que si bien el modelo que define esta nueva cultura está más o menos definido, la estructura económica que lo sustenta está aún por definir. Un ejemplo muy claro es el de Spotify: la aplicación musical anunció que recortaría su servicio gratuito a diez horas alegando una expansión hacia el mercado americano. La producción de beneficios de Spotify se basa en sistema freemium, que combina un servicio gratuito con cuñas publicitarias y un servicio de pago sin ellas. Lo cierto es que, cuando muchos clamaban que el sistema de Spotify era el futuro de la industria musical, ya hoy existen voces díscoles de que el sistema freemium no es sostenible.

Ahora bien, si el sistema freemium no resulta rentable, ¿qué modelo de negocio utilizar? Es pronto para decirlo, precisamente porque nos hallamos ante el principio de una nueva era de la indrustria cultural. El sistema de goteo o crowdfunding utilizado en sites como la conocida Wikipedia también parece generar dudas. No debemos por ello alarmarnos y calificar al nuevo paradigma de indefendible: nos encontramos en un momento en el que los viejos modelos no sirven, y los nuevos aún están por desarrollar. Lo que si es cierto es que debemos abandonar una actitud demasiado tecnomaníaca: la Web 2.0 es el futuro - e incluso el presente -, y las redes sociales encabezan este porvenir. Pero aún no podemos apostar ciegamente por ella a riesgo de volver a caer en los errores del pasado. Los sistemas de financiación de la industria cultural aún estan por definir, y debemos seguir invirtiendo en ellos, sin por ello calificarlos de mesiánicos. Tal como afirman Nuria Almirón y Josep Manuel Jarque, profesores de la Universitat Autonoma de Barcelona, "los avances tecnológicos sólo tienen efectos verdaderamente generalizados y beneficiosos sobre la sociedad cuando dejan de mitificarse."

http://cultura-abierta.blogspot.com/2011/04/semana-8.html

Sunday, April 10, 2011

Caso práctico: Semana 7

Aunque mi respuesta haya sido positiva, lo cierto es que resulta todo un desafío monetizar un evento tal como un congreso de estomatología mediante el uso de merchandising: su estricto uso académico y su poca accesibilidad hacia el gran público en principio dificulta la comercialización de productos relacionados con el congreso. Sin embargo, se podrían ver algunos marcos de actuación si aplicamos el concepto de transmedia al merchandising.

Por transmedia entendemos la ampliación de un discurso narrativo hacia una cantidad de formatos. Sin duda, la cantidad de información generada en este tipo de evento es ingente, con lo que una opción sería ofrecer recopilaciones tematizadas de los contenidos producidos. Por supuesto, estos contenidos ya se encuentran en abierto, pero su presentación podría resultar caóticoa: es precisamente el trabajo de filtrado, ordenación y presentación la que le daría el valor añadido. Estos contenidos podrían ser ofrecidos en formato virtual (con costes realmente reducidos) o en formato papel (con costes un poco más elevados). Estos documentos podrían ofrecerse  bajo varios formatos: desde documentos hasta DVDs con todas las conferencias.

Otra opción sería ofrecer en una especie de tienda virtual productos en principio ajenos al congreso, pero relacionados con la estomatología: libros académicos de otros autores, programas informáticos que gestionen los datos derivados de la disciplina, anuarios de investigaciones, incluso libros de ficción que toquen el tema de la medicina. Se podrían llegar a acuerdos con los comercios que distribuyen estos productos para que se encuentren rebajados de precio en el contexto del congreso.

Por último, otra opción - y posiblemente la más difícil - sería monetizar el congreso con productos tales como llaveros, camisetas, etc. Para ello, es necesario entender que el comprador potencial de estos artículos busca en ellos fetichizar el evento, es decir, transmitir la memoria de su experiencia del evento en el objeto. Para ello, se podría plantear una serie de actividades alternativas y lúdicas a las conferencias : gynkanas, proyecciones de películas, incluso pequeños juegos como operaciones de estómago ficticias. Todo ello encaminado a que el visitante se lo pase bien y quiera recordar esa experiencia mediante un objeto.

http://cultura-abierta.blogspot.com/2011/04/semana-7-modelos-de-negocio-y.html

Saturday, April 2, 2011

Caso práctico: Semana 6

En el caso de un congreso de estomatología, tendiendo en cuenta que muy posiblemente la gran mayoría de los participantes no estén familiarizados con las nuevas tecnologías, se hace más que imprescindible valerse de la figura de un moderador. Pero antes de definir exactamente el papel del moderador, es necesario profundizar en la arquitectura de la plataforma que sustentaría todo el trabajo de interorganización.

En primer lugar, nos encontramos con la duda de permitir el acceso libre a esta plataforma. Sin duda, lo ideal sería abrir el la plataforma a todo el mundo, incorporando todas las opiniones que puedan resultar útiles. Sin embargo, si lo hacemos así, corremos el riesgo de que se genere una cantidad ingente de información, repleta de ruido que distorsionaría los objetivos iniciales del proyecto. No obstante, si queremos incentivar la pariticipación, no podemos sacrificar el enfoque abierto. Es así como se hace indispensable el rol del moderador, tanto para organizar la información como para suprimir todo el ruido generado.

El moderador servir como intermediario. A continuación detallamos su marco de acción:


En primer lugar, tanto los ponentes como los participantes generan información, que es clasificada por ellos mismos mediante tags. El moderador debe recoger toda esta información y revisarla, eliminar ruido y duplicidades, priorizar contennidos y finalmente presentarla en un site web abierto a todo el mundo, para que sea reutilizado por otros participantes y ponentes, determinando así un ciclo circular. El cometido del moderador, además de organizar la información, es dinamizar el debate en el caso en el que el diálogo no sea activo.

http://cultura-abierta.blogspot.com/2011/03/semana-6-gestion-del-conocimiento-20.html